Las razas de caballos más comunes en Colombia: tesoros de la equitación
Descubra las razas de caballos criollos colombianos, sus andares únicos y su papel en la cultura e historia del país.

Las razas de caballos más comunes en Colombia: tesoros de la equitación
Colombia es una tierra de jinetes por tradición, con una cultura equina profundamente arraigada en su historia y economía. En el país, la industria equina aporta cerca de $6 billones de pesos al año y genera más de 480.000 empleos directos e indirectos, lo que demuestra la importancia del caballo no solo como animal de trabajo, sino también como un pilar económico y cultural.
Dentro de este panorama, el Caballo Criollo Colombiano ocupa un lugar de honor. Aunque existen otras razas en el país, como el Percherón o el Árabe, es el caballo criollo el que verdaderamente representa el alma de la equitación colombiana, con sus andares únicos y su temperamento dócil y brioso.
El Caballo Criollo Colombiano se considera una raza autóctona, descendiente de los equinos traídos por los conquistadores españoles, que se adaptaron y evolucionaron en la topografía montañosa y los climas diversos de Colombia. Este proceso de selección natural y cruzamiento dio como resultado cuatro andares distintivos, cada uno con sus propias características. A continuación, exploraremos las razas más comunes y representativas del país.
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Los cuatro andares del caballo criollo colombiano
El rasgo más característico del Caballo Criollo Colombiano es la suavidad de sus movimientos, una cualidad que lo ha hecho famoso dentro y fuera del país. Esta suavidad se debe a su andar natural y a la particularidad de sus aires, entre los que destacan el paso fino colombiano, la trocha, el trote y galope y el paso trotón y galope. El más emblemático, el paso fino, se distingue por un movimiento cadencioso, armónico y extremadamente cómodo para el jinete, lo que convierte la cabalgata en una experiencia placentera incluso en recorridos largos.
Además, esta suavidad no compromete la fuerza ni la resistencia del caballo, que puede mantener su ritmo durante horas sin fatiga excesiva. Por ello, el Caballo Criollo Colombiano es considerado no solo un símbolo cultural, sino también un exponente de la crianza equina de alta calidad en América Latina. Su elegancia, temperamento dócil y versatilidad en competencias ecuestres refuerzan su prestigio como una de las razas más refinadas del continente.
El caballo de paso fino colombiano
El Caballo de Paso Fino es, sin duda, la joya de la corona de las razas colombianas. Su andar es una maravilla de coordinación, en el que se desplaza de manera lateral, en cuatro tiempos, con una suavidad tal que el jinete se mantiene prácticamente inmóvil en la silla. Este andar, lento y extremadamente cadencioso, es ideal para largas jornadas y ha trascendido fronteras, siendo reconocido internacionalmente como un aire único.
Se caracteriza por su elegancia y su alta frecuencia de pisada, con poca elevación de las extremidades. Es un caballo de tamaño mediano a pequeño, con una alzada que oscila entre 1.40 y 1.42 metros. Su temperamento es dócil y enérgico al mismo tiempo, lo que lo hace perfecto tanto para jinetes experimentados como para principiantes.

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El caballo trochador y el caballo trotón
Mientras que el Paso Fino se caracteriza por sus andares laterales, suaves y continuos que proporcionan una experiencia de cabalgata extremadamente cómoda, otras variantes del Caballo Criollo Colombiano se destacan por movimientos diagonales.
Por ejemplo, el Caballo Trochador posee una trocha más marcada, donde los pares de patas se mueven diagonalmente de manera sincronizada, generando un ritmo fluido pero con un poco más de impulso que el Paso Fino. Esta marcha combina comodidad y velocidad, haciéndolo ideal para recorridos largos y terrenos irregulares.
El caballo trochador y galopero
El Caballo de Trocha y Galope combina dos andares: la trocha, un andar de cuatro tiempos en diagonales con un sonido particular sobre la tabla de resonancia, y el galope, un aire en tres tiempos. Es un caballo con más elevación que el Paso Fino, lo que lo hace muy vistoso en las pistas de exhibición.
Su andar es más enérgico y rítmico, y su temperamento es muy brioso, siendo un caballo ideal para la competencia. La Trocha Pura Colombiana es un andar más rápido y sonoro que el de la Trocha y Galope. Se diferencia por su cadencia más acelerada y por la potencia en la pisada, que lo convierte en un espectáculo de velocidad y brío.

Un símbolo cultural y de identidad
El Caballo Criollo Colombiano es más que una simple raza; es un verdadero símbolo del patrimonio nacional, un reflejo vivo de la historia, la cultura y la geografía del país. Su origen se remonta a los caballos traídos por los conquistadores españoles, que se adaptaron a las diversas regiones de Colombia, desde los valles cálidos hasta las montañas andinas y los llanos extensos. Esta adaptación geográfica dio lugar a animales resistentes, fuertes y versátiles, capaces de enfrentar terrenos variados y climas extremos.
El caballo como patrimonio nacional
La importancia del Caballo Criollo Colombiano fue reconocida oficialmente en 2017, cuando fue declarado patrimonio genético nacional y raza autóctona y transfronteriza a través de la Ley 1842. Esta distinción resalta el valor cultural y la singularidad de esta raza.
Su docilidad y su gran capacidad de aprendizaje lo han hecho indispensable en labores agrícolas y ganaderas, y su presencia en cabalgatas, terapias equinas y deportes ecuestres lo han convertido en un embajador del turismo rural en el país.
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